El autoconsumo energético es ya toda una realidad en nuestro país. Y ahora que las placas fotovoltaicas empiezan a ser algo habitual en los paisajes urbanos y rurales, se está produciendo una nueva evolución en la forma de generar y consumir energía; esto ha dado lugar a las comunidades energéticas locales.
Lo que se pretende con ellas es democratizar el acceso a la energía verde; es decir, que todo el mundo pueda beneficiarse del ahorro en la factura energética que supone la energía solar, aunque no se tenga presupuesto para instalar placas en casa.
¿Qué es una comunidad energética local?
La legislación europea está abogando por la generación y consumo de energías renovables en comunidad. Pero en la legislación española todavía no se ha dado una definición concreta de lo que ha de entenderse por comunidad energética local.
El Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), define a esta comunidad como una entidad jurídica de participación voluntaria y abierta, que es controlada por accionistas o partícipes que son personas físicas o jurídicas, o incluso administraciones locales, autonómicas o estatales.
Las comunidades energéticas locales permiten que un grupo de vecinos se puedan beneficiar conjuntamente de unas instalaciones locales de generación eléctrica o térmica. Por ejemplo, instalando placas solares en edificios públicos, y aprovechando su energía para cubrir las necesidades energéticas públicas y privadas.
Características de una comunidad energética local
Este tipo de comunidades pueden ser muy pequeñas o bastante grandes, pero todas ellas tienen en común una serie de características mínimas que permiten identificarlas como tales:
- Es una entidad jurídica en la que laparticipación es voluntaria y abierta. No se obliga a nadie a formar parte de la misma ni a permanecer en ella.
- Es autónoma. Su gestión recae en manos de los socios o miembros.
- Actúa a nivel local, o dentro de un ámbito muy delimitado, como un vecindario.
- Destina el beneficio económico obtenido a reducir el coste de la energía para sus miembros, o al desarrollo social del entorno.
- Su nivel de generación de energía no puede superar el nivel de consumo.
- No se permite la venta de la energía producida ni su derivación a mercados financieros especulativos o de materias primas.
Es importante tener claro que las comunidades energéticas locales no son lo mismo que el autoconsumo compartido. Las comunidades son entidades sin ánimo de lucro que consiguen un beneficio para todos los participantes, fomentando el desarrollo de hábitos de consumo sostenibles y de cuidado del medio ambiente, mientras que en el autoconsumo compartido lo que se hace es producir energía solar para repartirla entre todos los vecinos, no se persigue otra finalidad.
¿Quién puede formar parte de una comunidad energética?
A ella puede sumarse cualquier persona física o jurídica, así como entidades públicas o privadas. Algunos de los perfiles más habituales en estas comunidades son comunidades de vecinos, particulares, cooperativas, la Administración Pública, comercios y pymes locales, grandes industrias y empresas.
Como se ha señalado antes, la participación es voluntaria y se busca democratizar el acceso a las energías renovables, por lo que cualquiera con interés en entrar a formar parte de una de estas comunidades puede hacerlo.
¿Cómo funcionan las comunidades energéticas locales?
Para poner en marcha una comunidad de este tipo, lo primero que hay que hacer es analizar el lugar en el que se pretende crear la misma. Identificar a los posibles participantes y los lugares en los que se podría hacer la instalación de las placas.
A fin de que su creación sea viable, hay que señalar claramente el sitio en el que se instalará la planta de producción, lo más recomendable es que esta se encuentre lo más cerca posible de los consumidores, y que cumpla con los requisitos de tamaño y ubicación para ser realmente efectiva.
Uno de los aspectos más importantes que hay que decidir en esta etapa inicial es cómo va a ser la financiación, ya que de esto depende en buena medida que más o menos personas o entidades se sumen a la comunidad.
Una vez formada la comunidad, se comienzan los trabajos técnicos de instalación e integración. Después, se pone en marcha el autoconsumo colectivo. Cada uno de los miembros adheridos a la comunidad recibirá una parte de la energía que están generando esos paneles solares, y comenzará a ahorrar en su factura.
La función principal de las comunidades energéticas locales es generar energía renovable para un autoconsumo compartido, pero estas entidades también se encargan de distribuir, gestionar y mantener la producción. En algunos casos, prestan otros servicios energéticos sostenibles como la puesta en marcha de estaciones de recarga para vehículos eléctricos.
Uno de sus objetivos es proteger el medioambiente incentivando el uso de energía renovable, por lo que también pueden realizar acciones encaminadas a promover hábitos de consumo energético que sean todavía más sostenibles, y a desarrollar un mayor conocimiento sobre energías renovables, de manera que los ciudadanos tengan claras cosas como qué es el efecto fotovoltaico.
A nivel europeo, se espera que este tipo de comunidades representen un 17 % de toda la producción de energía renovable para 2030, y que la mitad de los hogares produzcan energía renovable para 2050.
Según datos de la Unión Europea, el número de comunidades energéticas locales ha estado creciendo paulatinamente. En 2019, en Alemania ya había cerca de 1800, 700 en Dinamarca y 500 en Países Bajos. En España, que es uno de los países que más hora de luz solar recibe al año, en ese momento apenas había 33 comunidades de este tipo registradas.
Las autoridades tienen el reto de dar a conocer qué son las comunidades energéticas locales y promover su desarrollo. Si ya trabajas en el sector y necesitas material fotovoltaico para seguir apoyando la expansión de las energías renovables, puedes ponerte en contacto con nosotros.